Evite que las flores se encuentren bajo la luz directa del sol ya que esto puede perjudicar las flores debido al intenso calor. Tampoco coloque las flores cerca de electrodomésticos eléctricos como la televisión o el lavarropas o cerca de una fuente de calor como puede ser el horno de la cocina o una estufa dentro de la casa.
Es necesario cambiar el agua del florero cada dos o tres días o luego de hacer la limpieza de la casa. La tierra y el polvo que vuelan al barrer caen en el agua y la contaminan perjudicando a las flores. Recuerde que el florero debe contener agua en un 75%, ni más ni menos. Hay que evitar que el agua llegue a los pétalos de las flores.
Además de cambiar el agua del florero, es una buena idea adquirir un rociador y echar un poco de agua todos los días sobre los pétalos de las flores. Este procedimiento las mantendrá frescas y con una apariencia mucho más vital. Tenga cuidado: el agua del rociador es casi invisible debido a su vaporización, lo utilice directamente cuando el florero esté sobre una superficie que pueda salir perjudicada con el agua. Lo mejor es llevar el florero a un lugar resistente al aguay ahí rociar las flores.
Cuando observe que alguna flor se ha marchitado retírela inmediatamente del florero y cambie el agua. Las flores marchitas no son una buena compañía para las demás.
Para alargar el tiempo de vida de las flores y para mantenerlas frescas y radiantes, sáquelas fuera de la casa por las noches. El rocío y el aire templado de las noches son ideales para las flores. Sin embargo, esto sólo deberá hacerse cuando la temperatura sea propicia: recuerde que el calor mata a las flores pero el frío intenso es aún peor.
Sus flores se mantendrán bien más tiempo si añande al agua dos cucharadas de azúcar y dos de vinagre.
